XVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
CICLO B
Jr 23, 1-6 / Sal 23 (22) / Ef 2, 13-18 // Mc 6 30-34
«Él (Cristo) es nuestra paz » (Ef 2, 14a)
COPPO DI MARCOVALDO Crucifix after 1261 Tempera on wood, 296 x 247 cm Pinacoteca Civica, San Gimignano
MONICIÓN DE ENTRADA
Hermanos, bienvenidos a la eucaristía dominical. En este XVI Domingo del Tiempo Ordinario se nos presenta a Cristo como el pastor de la reconciliación y la paz. Acudamos a Él quien se compadece de nuestras debilidades y nos invita a una paz verdadera y duradera, tal como corresponde a los hijos de Dios. Celebremos con gozo esta acción de gracias.
MONICIÓN A LA LITURGIA DE LA PALABRA
Siguiendo la carta a los Efesios, la Palabra de hoy nos ubica en los terrenos de la reconciliación y la paz, la cual, recibimos por acción del buen pastor, quien, como vástago de David, nos trae la justicia y reaviva la promesa de una sociedad más fraterna. Escuchemos atentos la voz de nuestro Dios.
ORACIÓN DE LOS FIELES
R/. Buen pastor, concédenos la paz.
1) Por la Iglesia, para que unida a la voz de sus pastores, sea signo de paz, vida y reconciliación en un mundo adverso y conflictivo.
2) Por nuestro país, para que en él reine tu Palabra y los corazones se dispongan para la paz, la sana convivencia y el fomento de los valores del Reino de Dios.
[Para Colombia] Para que, en estas vísperas de la conmemoración de nuestro día de independencia nacional, la paz, más allá de los diálogos que se adelantan en Cuba, sea un compromiso de cada ciudadano y cada cristiano, de manera que sea una realidad palpable por la acción del Espíritu Santo para la mayor gloria de Dios.
3) Por las personas que sufren a causa del odio entre los pueblos, para encuentren sosiego en el Buen Pastor y sean instrumentos de pacificación.
4) Por nuestra comunidad parroquial, para que animada por la Palabra de Dios, sea un sitio de reconciliación, cercanía y paz con Dios y los hermanos
MONICIÓN AL OFERTORIO
Cristo, en el altar de la cruz ha reconciliado a todos los pueblos de la tierra haciéndolos hermanos e hijos de Dios. En este altar, depositemos nuestras ofrendas, para que uniéndonos a nuestro Señor, seamos instrumentos de paz y salvación.
MONICIÓN A LA COMUNIÓN
Por el Cuerpo y la Sangre de Cristo, la Iglesia recibe la salvación de su Señor; el cual, compadeciéndose de nuestras debilidades, nos alimenta y sustenta. Alimentémonos con el divino manjar. Pasemos a comulgar.
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Vea una reflexión para dinamizar este domingo
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