Después de haber celebrado el perfecto corazón de Jesús, celebramos el corazón Inmaculado de su Santísima Madre. En el corazón de María encontramos alivio para caminar hacia el del Jesús, que es nuestra meta, nuestro camino.
Consagremos a María a los que en estos días recibirán el bautismo, la confirmación, el Orden o el Matrimonio, para que por su cuidado puro y sereno, encontremos en la Palabra de Dios ese “sí” que nos deja dispuestos a la voluntad y el amor del Padre de las Misericordias.
Dulce corazón de María, sé la salvación del alma mía.
Anuncios
Del monicionista comentan